domingo, 24 de noviembre de 2013

Madrid II

I

Gran Vía es un hormiguero
en dos direcciones,
 donde juegan el sol y las sombras
en los vértices de los edificios.
Se respira por las bocas del metro, 
consumiendo polvo de ceniza
por combustible.
En ese océano de asfalto y losas, 
el canto permanente de las sirenas
hace vibrar el aire y el suelo.
El bramido civilizador
penetra incluso en los parques.
Demasiados motores latiendo al mismo tiempo.
Una manifestación,
un hombre que permanece
en medio de la multitud,
una chica interesante que leé en el metro.
Bienvenidos a Madrid.

II

Aristas y ladrillos por horizonte, 
vecinos envueltos en batas
a maedia mañana, pasean
por terrazas geométricas.
Aquí, en este mar de asfalto y cristal,
la vida transcurre entre cuatro carriles por sentido
y el murmullo del tráfico 
rasgando el gris de las avenidas.
Cristales, cristales y antenas;
la torre de Radio Televisión Española
acuchillando el cielo, unas voces infantiles
ahogadas entre bloques de pisos.
Y entre tanto ir y venir, 
entre ese estrépito de un rio de coches
¿Queda sitio para un sueño? ¿Acaso para alguna fantasía
extraviada? Y sin embargo, 
descrubro alguna sonrisa perdida en un vagón 
del metro, o una canción
en el eco de los túneles.
Te acabas dando cuenta de que,
bajo ese techo de ceniza,
en esa eterna galería de cemento, 
aún palpitan 
(¿Acaso de manera subterranea?)
los tambores de millones de personas.

III

Me cago en vuestro puto ocio,
en vuestra peluquería Marco Aldany,
en vuestro Burguer King,
en definitiva,
me cago en vuestro puto centro de ocio Príncipe Pio.
¡Que no, que se llama Estación del Norte!
Que donde ahora está vuestro puto ocio
antes había trenes expresos, andenes y maletas;
que donde ahora hay un "pasillo verde de Madrid"
a base de ladrillos y ladrillos, antes había sueños
extendidos sobre una playa de vías.
Pero hoy, hoy el reloj de la gran marquesina
no da salida a trenes hacia el norte,
solo marca las horas del jodido ocio.

                                    (Indignación en la Estación del Norte)

jueves, 7 de noviembre de 2013

Métodos de la noche

Ese es el título de el primer pomario de Andrés Neuman, un poeta que he descubierto recientemente y con el que me siento muy identificado al menos en esta primera obra. Altamente recomendable =) Aquí dejo un par de poemas suyos:

15 minutos frente a un cristal

Un miércoles lluvioso.
Parece frio el cristal, y granulado
huellas de la atmósfera. El pasillo
se apaga, susurrante, invita
a la paralisis.

Una brecha recorre la ventana
y despliega una herida en el silencio.
Detrás, un ronco trueno
se hace claro a la lumbre de la tarde.

La transparencia no es completa:
hay un tamiz antiguo
envejeciendo cada instante
de esta lluvia, siempre tras el cristal
en la distancia,
quebrado en ese vértice escogido
por la violencia de una piedra,
quizá de un vendaval.
El tajo sigue ahí,
sin herir la mejilla del testigo.
Sin embargo no deja de arañar
el saco de pedruscos que soporta el cielo.


(De como aguardar la noche)

Soltar ya la guitarra, por inútil.
Calentar agua en la tetera,
observando el vapor con gesto absorto.
Renunciar a los libros
o posponer su bálsamo
para otras horas.

No pensar nada transcendente.
No insistir demasiado en la masturbación,
o insistir
con calma, sin urgencias
que enciendan la nostalgia.
Descartar
las ventanas, por tristes y promiscuas.

Con minuciosa calma padecer cada esquina
de la tarde,
su obesa indiferencia.

Esperar.
Solo después, a su debido tiempo,
acometer con rabia las venganzas o las deudas
y cabalgar la oscura bestia de la noche.

domingo, 3 de noviembre de 2013

sueño

Suena la música liberada del frasco
en el pulso de las horas,
y cada vivencia
es una parte de la azarosa colección
que compone mis días.
Las notas acompañan todo momento,
cada escena, compuestos de melodías
que convierten la realidad en sueño,
porque vivir es soñar
cuando la caja vibra armonicamente
en la luz y en la oscuridad.