domingo, 18 de mayo de 2014

De como necesitamos de la historia para entender la tendencia al aborregamiento

   "- ¡Negro, negro de mierda! ¡Que nos estás quitando el pan a los españoles!"
   La señora que gritaba esta consigna tan pasionalmente a las 8 de la mañana hace unos días tuvo que despertar a muchos de los que aquel sábado, aún dormían placidamente a esa hora. Yo ya estaba levantado, y pude seguir desde la ventana del salón todos y cada uno de los improperios que la señora de la verdulería de la esquina le lanzaba a voces a un inmigrante como si le fuera la vida en ello. Sentí una gran vergüenza ajena y una rabia profunda, pero rato después, conforme pensaba en lo sucedido, sentí sobre todo tristeza; la tristeza de un país que no levanta cabeza, y en el que la incultura es la principal causante de escenas como esta. Los de abajo contra los de abajo, ciegos de televisión y futbol, enfrentados en lo absurdo porque no conocen ni su historia ni la de los demás. Tal vez en situaciones como las que vi desde mi ventana la semana pasada, es cuando más pienso en la necesidad tan imperiosa que tiene esta sociedad de conocer los procesos históricos que la afectan. Hay quienes piensan que la historia es aprender fechas y acontecimientos para después vomitarlas en un papel y olvidarlas, y muy posiblemente sea esta concepción la que ha tenido la culpa de que la ciudadanía la desconozca profundamente. Incluso en la universidad, el templo cultural del mundo occidental contemporáneo, no se ha tratado convinientemente acerca del conocimeinto de aquellos procesos históricos que nos podría ayudar a ofrecer posibles explicaciones de por qué esa señora dijo lo que dijo. Siempre nos mencionan esa famosa frase de Cicerón: "Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla" Pues lo cierto es que incluso en la universidad, estamos olvidando pedacitos muy importantes.