lunes, 5 de diciembre de 2016

Los muertos no escriben

Los muertos no escriben.
Solo la emergencia eléctrica de la vida
hacer correr la tinta.
Tres pasos invisibles,
dos manotazos al viento,
un beso al vacío
y un papel en blanco.
Hay que proyectar
sombra en la noche
y deslumbrar a la aurora,
estremecer los palcos
con una buena canción,
nadar en otra piel
como si lo hicieras en un lago,
o simplemente susurrar una historia
en voz bajita.
Roto el tiempo,
batalla en el camino.
Porque los muertos no escriben.

jueves, 20 de octubre de 2016

Hay un brillo de esperanza
en la mirada triste
que surca el mar
de los sueños rotos.
El tablero de Europa
se derrama de vergüenza
por sus esquinas y mares
de papel escarlata.
Lejos, chaquetas y corbatas de diseño
confeccionadas con hipocresía
aletean casi juguetonas
entre los rascacielos.
Se lavan las manos,
se atusan la mente,
duermen tranquilos
sobre el colchón de la política exterior.
Fracaso de sillones,
agonía en los desiertos,
cruceros de goma y madera en las playas.
Y verles envenenando votos,
dando abrazos suicidas a la avaricia
sin que los corazones salten de rabia.
Quietud en el crepúsculo de la vieja Europa.

miércoles, 12 de octubre de 2016

Hay un velo de uniformes caducos
que cubre Madrid,
hay un mentidero engalanado de palco
presidiendo, representando, recepcionando, celebrando...
Teatralizando.
Teatralizando esta patria desdibujada
que arranca de una bandera
y se pasea por el reverso de las monedas.
Malos actores, adueñados
de un escenario hueco
que no pertenece
sino  a quienes caminan siempre
por el patio de butacas de la historia:
De los que solo queda
el trazo de hollín en una cueva,
de un soldado anónimo,
de una mujer silenciada en un burdel,
del que levantó una barricada
en un tiempo forjado por la sangre y el vapor,
o simplemente de los héroes anónimos
de los que no queda nada.
Despierta, España que bosteza.
Despierta y salta al escenario.

lunes, 26 de septiembre de 2016

Allá donde se cruzan los caminos




Una luz brillante
en sus auroras de cemento,
una sonrisa perdida
flotando en el subterráneo
hedor del metro.
Camino entre multitudes solitarias,
sin esa prisa teledirigida
que fluye por las avenidas.
Respirando el perfume diesel
que emana nuestro
prodigio civilizatorio,
me dejo arrastrar
por esa mezcla
de lo castizo y lo moderno,
por ese frenesí
de ruidos sordos,
por ese río humano motorizado
que es Madrid,
siempre tan fatal y céntrica,
siempre tan seductora.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Trigo limpio.

Una centella azabache
cruza la mirada
tierna y severa.
Una sonrisa a destiempo
cabalga sobre un vermut
en un rincón
de Malasaña.
   Decía Shakespeare que es el destino el que baraja las cartas pero que somos nosotros los que las jugamos. Hay cosas que vienen ya dadas, determinadas por fuerzas ajenas a nosotros y que escapan a nuestro control. Sin embargo, también podemos elegir a lo largo de todo ese cruce de circunstancias que conforman la vida, podemos tomar decisiones.
   En ese sentido, en una época de mi vida que ya acaba, creo estar jugando bien mis cartas. Las incertidumbres se van convirtiendo en retos, pruebas y experiencias que van enriqueciéndome y aportándome mucho a lo largo del tiempo. Ahora, en otra estación del recorrido, toca preparar de alguna manera esa vida adulta en la que ya estoy. No será que será de mí de aquí a un año, pero puedo decir que, aquí, tirado en un parque de Madrid mientras una señora llama a su perro Josete apremiándole a volver con ella; que aquí, debajo de un árbol y sintiendo el césped húmedo de la mañana, el presente no está mal y me está dando unas cartas que no pienso desperdiciar.

miércoles, 31 de agosto de 2016

La sonrisa etrusca

"El viejo se está arropando. El olor de su vieja manta refuerza su visión de Brunettino correteando en el patio tras las gallinas o los gatos, mientras su propio rostro recibe la tibieza del sol filtrado por la parra.
   Ante ese horizonte, tan luminoso como la montaña misma, en vano la Rusca -adormecida, además, por el mbiscu- se remueve cambiando de postura en las viejas entrañas.
   ¿Qué importa la bicha? Nada, tras esta noche con un Renato recobrado y sensible a su sangre, digno del territorio mágico acotado por los deditos del niño. Esta noche del sur encendida en Milán para ellos solos. Ellos tres: raíz, tronco y flor del árbol Roncone.
   En los dormidos labios del viejo se ha posado, como una mariposa, una sonrisa: la idea que aleteaba en su corazón cuando le envolvió el sueño:
   <<¡Grande la vida!>>"

   La Sonrisa Etrusca, de José Luis Sampedro.


   Siempre sorprende cuando alguien se atreve a escribir con tanta sensibilidad. La Sonrisa Etrusca no es solo una muestra de la que tenía José Luis Sampedro, sino que es una novela con un vitalismo desbordante. Nacimiento y muerte son un canto a la vida, un nunca es tarde, una melodía que nos acompaña hasta el último aliento. Ese último aliento es el que merece tener la más amplia y etrusca de las sonrisas.

domingo, 21 de agosto de 2016

Primera experiencia aeronaútica.

   Cuando por fin se dignaron a comunicarnos algo en castellano, yo ya estaba preparado, con el cinturón abrochado y rogando a los dioses en los que no creía que mantuvieran aquel cacharro y todo lo que moraba en él a salvo de cualquier incidencia. Nos dieron instrucciones de como ponernos el chaleco salvavidas "en el improbable caso de que el avión aterrizara sobre el agua". Pensar que lo más probable era que el avión se fuese directamente al fondo del mar en tales circunstancias no ayudó a tranquilizarme. Así que intenté tomar ejemplo del individuo que leía un libro a dos asientos de mí, ajeno a la maniobra. No lo conseguí, y lo cierto es que cuando el cacharro aceleró para elevarse a los cielos, me agarré con firmeza al asiento. Dos horas y media después, cuando tomábamos tierra con un golpe seco y un frenazo contundente tampoco pude evitar asirme con fuerza a los reposabrazos. Esta vez también me fijé en el individuo lector de mi izquierda, que permaneció  inmutable pese a la sacudida. Llevaba más horas de vuelo que yo.
   Conclusión: Medio de transporte  rápido y necesario para largas distancias pero estresante desde que compras el billete hasta que sales del aeropuerto. Prefiero la pausa, el paisaje visto a ras del suelo donde eres más consciente de las distancias y tienes el tiempo necesario para hundirte en tus pensamientos. Sin nervios, sin prisa.

viernes, 8 de julio de 2016

Instantanea de la Ciudad Mosaico


Neoliberal y okupa,
geométrica, curva,
caótica, planificada,
surrealista y única.
La ciudad mosaico
sueña despierta entre
huelgas y enjambres de turistas.
¿Cuantos litros de sangría?
¿Cuantos kilos de paella?
La crónica se escribe
en un banco de granito
de la Estació de França,
fin de trayecto
en esta ciudad eléctrica
con venas plenas de colesterol
y juegos de sombras
por las esquinas.
Esa lucha perpetua
entre catedrales y ensanche
se mira en el espejo del
Mediterráneo con frenesí,
empujada por el murmullo
del tráfico.
No sabe si es medieval o contemporánea,
solo que es una amalgama
de encuentros sin medida,
un mosaico de humanidad.


domingo, 12 de junio de 2016

Bel Ami

 "Cuando llegó al umbral descubrió a la muchedumbre amontonada, un gentío negro, rumoroso, congregado para verle, reunido por él, por Jorge Du Roy. El pueblo de París le contemplaba y le envidiaba.
   Después levantó la mirada y descubrió en la lejanía, al otro lado de la Plaza de la Concordia, la Cámara de los Diputados. Y le pareció que iba a dar un salto desde el pórtico de la Madeleine al pórtico del Palacio de Borbón."

                                                                 Bel Ami, de Guy de Maupassant.

   
   A pesar de la horrible traducción, he disfrutado bastante la novela de uno de los que para mí es de los más grandes de la literatura francesa. Bel Ami no es solo la historia de un cretino, es la historia de como la mediocridad triunfa en un mundo tan hipócrita. Aunque Maupassant negó que fuera una crítica a la sociedad parisina de su tiempo, creo que al menos si lo es a una parte de las dinámicas que imperaban en el Paris de finales del siglo XIX, una auténtica jungla en la que abrirse paso a través de las apariencias y las relaciones que puede ser perfectamente extrapolable nuestro tiempo; un tiempo de la contemporaneidad que a veces parece haber olvidado los ideales con los que empezó a cabalgar en 1789.

sábado, 28 de mayo de 2016

Tarde en la playa.

Esta tarde de mayo
huele a mar y a Tramontana,
las olas muerden la playa,
adormecen la prisa
en la arena.
Esta tarde de mayo
los remolinos de espuma blanca
mecen las huellas
de mis pasos grises
al pie del cielo.

sábado, 14 de mayo de 2016

Algún lugar necesario.



Al borde del acantilado
el mar rompía la tarde
y el viento abatía
las máquinas y la prisa.
El mundo era
una nota salvaje,
un contraste eterno
y un acertijo a solas
con el manto del cielo.
Allí los dioses caminaban
en forma de bruma
entre personas de barro
y la naturaleza
se confundía con los
caminos de la humanidad.
Una fuerza primitiva y vital
espoleaba la percusión de un pueblo.
Y viceversa.
En esa amalgama
de energías desbordadas
y voces sin reprimir;
eramos libres.

jueves, 21 de abril de 2016

Retazos de una historia cualquiera.

Dejo por aquí el comienzo de un breve relato que escribí hace unos días: Una historia cualquiera.

   Que las mujeres interesantes estaban todas emparejadas parecía algo casi empíricamente demostrable; o esa era al menos el panorama que se me dibujaba con treinta años recién cumplidos. Pero no nos engañemos, tuve mis oportunidades y mis amores perdidos tiempo atrás. Solo que no te das cuenta hasta que pasa el tiempo. Una mañana te levantas al lado de la última sin poder evitar preguntarte que estás haciendo con tu vida; y claro, es entonces cuando echas de menos momentos que generalmente asociabas a otras personas. Y echas de menos a esas personas. Y te sientes tonto por añorar eso tanto tiempo después.

lunes, 28 de marzo de 2016

Una nube sobre
el mar de piedra
y mi mirada fugitiva otra vez
agitando un pañuelo blanco.
Salmantica;
suspiro breve, nota intensa
y castillo de experiencias;
desaparece en un parpadeo
apenas más largo
que un relámpago.

jueves, 11 de febrero de 2016

Noche en Ciudad Rodrigo

Esta noche ha florecido
una rosa de infamias
al pie de la muralla.
Esta noche la hermana bastarda
de Virtudes riega el jardín maldito
con el espíritu del vino,
las sombras bailan
en las curvas de la vida
y el carnaval tiene una prorroga
en el sueño despierto.
La filarmónica del subconsciente
ha traicionado a Virtudes,
abandonada ya al beso
de la bruma escarlata.
Su reflejo ebrio
danza en la piedra,
la madrugada
ya herida de muerte
es una hoguera alimentada
por la locura,
y ella...
Ella es una curva de abismos,
una controversia estadística,
una luna creciente desafiando
a la aurora.
Mágica, soberbia, mítica;
Virtudes recoge
el testigo de la rosa.

jueves, 4 de febrero de 2016

¿Qué apagó la llama
que prendía la noche
en tu piel?
Tus miradas, huidizas
quedaron en esencias fugaces,
diseminadas a orillas del Tormes,
como en una patente sin nombre.
La escucha quebró
el canto dormido
en este invierno
con careta de primavera.
Y la tarde no rompe
tu recuerdo
ni se esconde el horizonte
tras la niebla.
Porque aquí solo queda allí,
en las posibilidades infinitas
de los trazos del camino machadiano
que voy a dibujar.

sábado, 23 de enero de 2016

domingo, 10 de enero de 2016

Rebajas.

   Allí había de todo; de todo menos unos simples pantalones marrones, que era lo que buscaba. Desistí y finalmente me compré una mochila que estaba de oferta y que no me venía mal. Luego comencé a hacer cola. Para pagar. Solo había un cajero para atender a todo el mundo. Se ve que al ser rebajas, el efecto estético de la cola quedaba bien e invitaba al consumidor.
   Entre la gente que hacía cola abundaba la charla banal y/o los que se sumergían en el mundo que les ofrecía su teléfono móvil. Probablemente sea un prejuicio, pero es que muchos tenían una expresión estúpida en la cara. Quizás solo fuera el momento, pero es que la estupidez humana se suele acrecentar en esos lugares (franquicias que venden ropa) y en esas circunstancias (rebajas de todo género) Es más, probablemente yo también tendría cara de estúpido, pero es que el entorno contribuía a avinagrarme las facciones. Y más cuando te intentan marcar el ritmo de consumo con esa "música", cual discoteca de mal gusto. Publicistas.
   Finalmente pagué y salí, aliviado; al mundo real. Donde el habitual ruido de coches, personas y pájaros me hicieron volver en mí y aplacar mis ansias destructivas.