sábado, 28 de mayo de 2016

Tarde en la playa.

Esta tarde de mayo
huele a mar y a Tramontana,
las olas muerden la playa,
adormecen la prisa
en la arena.
Esta tarde de mayo
los remolinos de espuma blanca
mecen las huellas
de mis pasos grises
al pie del cielo.

sábado, 14 de mayo de 2016

Algún lugar necesario.



Al borde del acantilado
el mar rompía la tarde
y el viento abatía
las máquinas y la prisa.
El mundo era
una nota salvaje,
un contraste eterno
y un acertijo a solas
con el manto del cielo.
Allí los dioses caminaban
en forma de bruma
entre personas de barro
y la naturaleza
se confundía con los
caminos de la humanidad.
Una fuerza primitiva y vital
espoleaba la percusión de un pueblo.
Y viceversa.
En esa amalgama
de energías desbordadas
y voces sin reprimir;
eramos libres.