"En Plassans, esta ciudad cerrada donde la división de clases se hallaba
tan netamente marcada en 1848, la repercusión de los acontecimientos
políticos era muy sorda. Incluso hoy día, la voz del pueblo se ahoga
allí; la burguesía aporta su prudencia, la nobleza su muda
desesperación, el clero su fina hipocresía. Aunque los reyes se roben un
trono o se funden repúblicas, la ciudad apenas se agita. En Plassans
duermen, cuando en París luchan."
La fortuna de los Rougon, de Émile Zola.