Mirar este horizonte
es mirar por el retrovisor
de las páginas de mi vida,
escritas en ese hueco familiar
que se dibuja de luz
entre la montaña y el mar,
entre cada uno de mis yos.
Cuando ya no camine sobre la arena
los vientos de levante y poniente
seguiran meciendo
-en susurros o a gritos-
el tiempo de esta esquina esquiva
adormecida en las tardes de verano,
besada por cielos de fuego.
los vientos de levante y poniente
seguiran meciendo
-en susurros o a gritos-
el tiempo de esta esquina esquiva
adormecida en las tardes de verano,
besada por cielos de fuego.
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