domingo, 3 de junio de 2018

¿Cuantas madrugadas
no habré tropezado con otros ojos,
antes de retirar los míos torpemente
tras una botella de cerveza?
¿Quienes seriáis vosotras,
musas del sopor nocturno
que naufragasteis en mi poco arrojo
entre la música y la multitud?
Llamadme loco,
pero por encima de vuestro pelo o vuestra talla
siempre me fijé más en vuestras narices.
Si, eso y que nunca supe ligar en bares
no ayudaba.
Flotabais en la noche
como controversias espacio-temporales,
eráis remolinos lejanos
de sonrisas y melenas sin recoger,
volabais como soplos libres
por los bares abarrotados.
Y yo...
Yo solo acertaba a imaginaros
permaneciendo como ajeno espectador
tras el telón de ruido
que siempre desgarra mis palabras.
No me quedaba sino dejar
que desaparecierais en la noche,
y echar palas de tierra
sobre las arenas de la pista.
Siempre os quedabais ahí,
como pequeños abismos de curiosidad.