sábado, 25 de abril de 2015

Marca España II

Me sorprende la desfachatez con la que caminais por la vida, al igual que me sorprenden quienes os votan. No se si lo hacen por miedo, por ignorancia o porque se sienten de los "vuestros". Os veo con esos aires de superioridad, con esas palabras cargadas de hipocresía en los labios; y no veo sino lo decrépito de la vida política de España. Mentís como respiráis, con una facilidad pasmosa; casi con una sonrisa compra-votos. Y cuando no, no decís nada más que gilipolleces. Pero os sentis cómodos en esa mafía a la que llamais gobierno, y no vais a iros tan facilmente. Solo espero que este país despierte y que viva para veros fuera de la vida pública y de las instituciones. Pero no os vais a ir porque si. Eso implica que el pueblo os eche, y espero que algún día tenga el valor de hacerlo.

De aquellos barros estos lodos...

viernes, 24 de abril de 2015

Nantes à minuit.

Los caminos se cruzan,
el vino confunde,
la nuit a melangé
tout ce qui m'entoure,
même le langues.

Le vélo a traversé Nantes
comme un couteau
dans un mur d'obscurité.
Lo recuerdo,
como si fuera hace
cinco minutos...

La nuit, la pluie,
les ombres;
moi et l'eau
sur mon visage.

Ils. Le vin. Nantes et moi.

jueves, 23 de abril de 2015

Noche en el Alexis.

   La música trazó un arco imposible en sus caderas. De vez en cuando ocultaba su sonrisa tras una botella de cerveza, y sus ojos echaban chispas. Cuando no, los cerraba, y sacudía la cabeza al son de la música. Vestía oscuro, negro creo recodar. Nunca he sido muy observador, y si muy olvidadizo por desgracia. Lástima que no quedara ninguna foto de aquella noche en el Alexis, lástima que no haya un último baile esta noche. Aquí, ahora. Aunque bien es cierto que ese bar de carretera sigue abierto, y que esta no es la última noche de mi vida...


viernes, 10 de abril de 2015

Marea alta



Soñaba despierta que los rayos pálidos de la luna se le enganchaban en el pelo, y que el amanecer de Selene era también el suyo. Se asomó a la ventana. Desde el jardín, el olor a tierra mojada trepaba por la hiedra de la fachada. La brisa de un mar dormido agitaba suavemente las cortinas mientras la claridad de la tarde moría en las estrellas. Al pie de la montaña, los fulgores de la vida en la ciudad encontraban su espejo en la marea alta; y más allá las luces y las sombras de la noche naciente mecían las embarcaciones.
Soñaba despierta que era una nube que envolvía al astro y que luego se dejaba caer hasta el horizonte. En la superficie se convertiría en niebla para, en forma de vapor de agua, reptar desde la playa hasta las casas. Penetraría en las calles difuminando los destellos eléctricos cuando abrazara a las farolas. En el imperio del rumor de los barcos, de los gatos maullando en solares abandonados y de las tabernas de marineros borrachos, se convertiría en una más. Vagaría por esas calles llenas de charcos y olor a grasa para descubrir en algún reflejo que su rostro era el de la misma Selene escapando a la tierra en forma humana.

viernes, 3 de abril de 2015

Pese a mis agobios por los estudios y la universidad, he tenido -como siempre- la ocasión de sentirme libre, de respirar tranquilo, de aprender a desconectar contemplando un amanecer incendiando la mañana desde un autobús en el que viajábamos yo y yo mismo. En esos momentos, en mis pensamientos solo cabía esa imagen; la de la aurora empañando mi soledad. Una soledad de la que cada día aprendo más y con la que convivo bien cuando toca.

Amaneciendo en algún lugar entre Cáceres y Plasencia