jueves, 16 de mayo de 2019

Aquí el tiempo fluye más despacio, y el reloj de la iglesia parece marcar las horas de otra forma, casi por protocolo. Camino por las calles y los cerros que rodean el pueblo, y me dejo envolver por las ausencias de las casas cerradas, por la memoria acumulada en la pizarra y las tejas. La tarde dibuja ecos de silencio en cada rincón, y poco a poco las sombras de las montañas van tejiendo la noche sobre el blanco.