jueves, 10 de mayo de 2018

En esta estación no quiere pasar el tiempo.
Ya no hay reloj que lo marque,
lo rompieron a pedradas,
ni trenes que paren,
solo pasan.

Esta pequeña estación no tiene viajeros
en sus andenes llenos de cristales rotos
y hierbas que van rompiendo
la memoria acumulada entre las losas.

Olvidada por todos, hasta en el pueblo,
aguarda en su ruinosa dignidad
las excavadoras sin domesticar
por eso que llaman progreso.

Esta pequeña estación es un silencio fósil
ahogado en su sala de espera
ya tapiada con cemento,
muda de humanidad.

Aún tiene su nombre escrito,
ni eso le han podido quitar
los grafiteros que la pintaron
con alevosía y nocturnidad.


2 comentarios:

  1. Llegará el momento en que los trenes y su historia recibirán más reconocimiento. Mientras tanto, no los dejéis morir.

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