lunes, 25 de febrero de 2013

El crimen de la Estación del Norte

La estación del norte en Madrid es uno de esos edificios históricos que hace que se me encoja el corazón. Desgraciadamente, el tiempo y la modernidad han acabado con gran parte del encanto que tenía antes esta maravillosa estación. Desde 1993, perdió los trenes de largo recorrido con el norte, principalmente con Galicia y solo quedó para cercanías. Poco después se acabó con gran parte de la playa de vías y se contruyó un centro comercial bajo la gran marquesina. Sirvan las imágenes como comparación con la aberración que se hizo después:

La Estación del Norte cuando era una estación de verdad en los años 80, antes de la reforma:





La estación hoy día, convertida en un rdículo decorado de cartón y piedra del consumismo:



Mientras tanto, así permanece el antiguo edificio de viajeros aledaño a la marquesina:



Esto es lo que hicieron después de tantos años de abandono:



Exacto, color, música electrónica, y fiesta, o al menos lo que hoy día entienden por tal. Por supuesto que Adif cedió a una empresa privada el edificio y su gestión para su restauración. Encima tendremos que agradecer a la administración pública el interés que se han tomado.

Y por si quedan dudas de las bondades urbanísticas de lo que se hizo, aquí podemos observar a que fueron destinados la mayor parte de terrenos de las instalaciones ferroviarias:

Antes:

 

Ahora, donde más de la mitad está ocupado por... ¡Tachan! Edificios, si. Las grandes instalaciones reducidas a una pequeña playa de vías por donde ya solo pasan trenes de cercanías. Por supuesto la marquesina principal, que ahora alberga el centro comercial, está escondida detrás de tanto bloque:


 ------------------------------------------------------------------------------------------------

La gran catedral de hierro
donde confluían rios de gente
y trenes expresos hacia el norte
hoy solo es un burdo esqueleto metálico
que aloja las miserias y la ambición
de aquellos que preferían 
el burguer king y el ladrillo
a andenes de emociones,
cargados de los sueños a ritmo del traqueteo
que viajaban en tren expreso
Asesinos del romanticismo
se proclamaban visores de la modernidad
Yo desde aquí les digo:
maldita sea vuestra mezquindad.
Yo me bajo en la Estación del Norte
Vosotros quedaros con el centro comercial
con vuestros ladrillos podridos
y con vuestra macrofiesta sin final


No hay comentarios:

Publicar un comentario