martes, 11 de noviembre de 2014

Un nuevo rumbo

   Estos últimos meses no han cesado de llover problemas en España. Desde Francia, no puedo sino seguir los acontecimietos con una mezcla de rabia y tristeza. El régimen del 78 hace aguas: Unos plíticos que quizás tenían que haber sido las últimas personas en serlo, un sistema representativo inmerso en corruptelas desde la monarquía hasta los dos principales sindicatos pasando por los partidos políticos y la administración. Desde hace más de treinta años, la mayoría de los que forman parte de los pueblos de España, han creido que vivíamos en un país ejemplar, un país que había superado una dictadura y que había evolucionado hacía una idílica convivencia en el muy maravilloso marco de la Unión Europea. Hoy quedan puestos de manifiesto los grandes errores y despropósitos de la transición. Han tenido que pasar DÉCADAS para que el tinglado empiece a caerse y algunos empiecen a darse cuenta de que la regeneración no pasa por los viejos partidos, ni por los viejos sindicatos, ni por una casa real decrépita. Por mucho que cambien de cara y nos hablen de regeneración, presentándonos esa imagen de legitimidad de las instituciones en las que se apoya el régimen del 78, parece que ya no cuela. Me parece increible que haya tenido que salir toda la mierda que ha salido para que algo empiece a moverse. Obviamente  la ciudadanía, con un papel pasivo a lo largo de este periodo, también ha tenido su responsabilidad en la medida en la que permitido todo esto. Muchas veces he sido excéptico con aquello de "tenemos lo que nos merecemos". Bien, pues demostremos que no ante la verdadera posibilidad de cambio que se avecina en los próximos meses. ¿Estarán a la altura de los acontecimientos los ciudadanos de este país? Sabemos que ahora, el panorama político de nuestro país esta virando considerablemente, que la dicotomía derecha-izquierda no siempre se corresponde con la de poder-ciudadanía. Aquí está la clave del cambio ¿Es que no nos ha enseñado nada la historia del siglo XX? Ciudadanía participando y ocupando el poder político, democracia real, civismo, empoderamiento ciudadano.Ya basta de viejas retóricas. Es la hora de la gente, y los ciudadanos tenemos que tomar el poder político para construir algo nuevo de manera realmente democrática.

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