martes, 28 de agosto de 2012

Oda a una señorita...

Cuentan que no hace mucho vivio una joven señorita que soñaba despierta en su castillo rodeada de la naturaleza salvaje de Las Gabias, reino al que llegó siendo solo una niña...
Si a su nombre nos atenemos, sepan señores, que se llamaba Marina Padilla, y que llegó de tierras lejanas a los reinos imaginarios que poblaban su mente -o la de aquí un servidor, da igual-, no muy lejos de lo que hoy conocemos como la legendaria ciudad de Granada...
Eran tiempos de atentados contra los soñadores y la imaginación, y ella, en su castillo soñaba despierta con maestros de esgrima y leyendas de otros tiempos...
Se cuenta que, en el año 2011, antes de la era post industrial, aquella señorita que quería soñar despierta, conoció a un joven caballero de otro de los reinos de aquel entonces, él se llamaba David de Santa Fe...
Juntos, vivieron cuantiosas aventuras y encuentros furtivos en aquellos reinos, por los que viajaban habitualmente en sus carruajes..
También cuentan que lo que fue la antigua ciudad de Granada, aquella joven solía visitarla a menudo...
Si a las historias nos hemos de atener, aquellas que han sido transmitidas de generación en generación después de la Era Industrial, sabed que Marina de Las Gabías era mujer de sueños y de letras...
Según muchos prohombres de la época, la joven dicese que estudiaba la historia y las letras en la Universidad de la antigua Granada...
Aquí,  estuvo rodeada de un amplio círculo de intelectuales entre los que se encontraban el teórico retroindustrial Eduardo de Almería,  los afamados músicos Jualian de Alcalá y Joaquin de Alcalá, el arqueólogo aventurero El Gaditano y otros muchos políticos, poetas, historiadores, músicos y demás personas de la vanguarda intelectual del momento...
Gentes, que más o menos influyeron en el acontecer de su vida...
Eran tiempos de decadencia, de tiranos que gobernaban como querían y a los que al pueblo increpaba cada día más...
El espíritu de la joven Marina de Las Gabias, siempre díscolo y rebelde incluso en la corte de su propio castillo, le granjeo cuantiosos problemas con sus redes clientelares, pero ella, siempre determiante y con la fuerza equivalente a varios de sus enemigos, los abatia con la palabra o la espada...
Siempre en guardia, siempre en el estudio, siempre en su poderosa imaginación, siempre en su destreza de armas; mujer de letras y espada...
Así es como vivió la señorita Marina de Las Gabias, apasionada, supo amar a aquel que fue digno de ella, cultivó su intelecto hasta límites insospechados cercanos a los sabios del momento; vivió, amó, luchó y murio joven (¿...?) 
Esta, sabed que es su historia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario