sábado, 25 de agosto de 2012

El comienzo de una gran historia...

Hace ya casi tres años que empecé lo que hasta ahora ha sido la historia más larga que he escrito en mi vida. Hoy, con poco más de 200 páginas, y con un avance mucho menos rápido de lo que quisiera, esta historia sigue viva en mi imaginación. Así fue como empezó, en una clase de prehistoria en 1º de carrera:

                                                                            I

   Louis Grenuille haceleró el paso. Con un poco de suerte todavía estaría el metro abierto. Cruzó el rio hacia Notredame. La Isla de la Cité se miraba en su propio espejo, el Sena, cuyas aguas eran visrios de colores de noche y aguas turbias de día. En las calles desiertas, encontró por fin una boca de metro. Bajó los escalones de dos en dos y suspiró aliviado al comprobar que todavía no estaba cerrado. Compró un billete en la taquilla y enfiló por los solitarios pasillos y escaleras para tomar el tren en dirección norte. Por corredores contiguos se oyeron algunos apresurados pasos, pero a aquellas horas de la noche el metro estaba practicamente vacio. 
   Después de terminar el trabajo, el abogado Lafayette se había empeñado en invitarle a un par de tragos en una taberna de Montparnasse. Grenuille había accedido a regañadientes, pues estaba cansado y o era la primera vez que tenía que aguantar las insoportables borracheras de Lafayette. Esa vez se había emborrachado tanto y tan pronto que que se quedó dormido en la barra, por lo que consiguió librarse antes de él. Granuille aprovechó y le dijo al camarero que le diera el recado de que había tenido que marcharse por un asunto urgente. Poco después salió de la taberna dando grandes zancadas. Había sido un día duro. estaba harto de tanto papeleo, solo quería llegar a su casa cuanto antes y meterse con su mujer en la cama.
   Al llegar al andén la soledad le sorprendió. No había nadie, lo cual le inquietó. A esas horas podía aprecer cualquier tipo de gentuza y robarle aprovechándose de lo solitario que estaba todo, pensó. Un escalofrio le reccorrió la nuca, asi que decidió sentarse para relajarse un poco. Tanto trabajo a veces pornía nervioso a cualquiera y la imaginación luego jugaba malas pasadas. Pero en su interior, sin saber por qué, algo se puso alerta. se incorporó un poco hasta acabar poniéndose en pie, y miró a su alrededor. Las redondas farolas que colgaban de  brazos metálicos fijados a la bóveda no eran sino una siniestra procesión de globos luminosos que flotaban en el hedor que envolvía la estación de la Cité. El silencio solo lo interrumpía el lejano rumor de los trenes circulando por los túneles. Entonces Grenuille creyó ver una grotesca sombra que parecía dibujarse sobre los azulejos de la bóveda, en el otro andén. Se giró rapidamente y comprobó que detrás suya no había nada ni nadie. Cuando su mirada volvió a posarse al otro lado de las vías tampoco había sombra alguna. Estaba empezando a ponerse nervioso. Por suerte, para su alivio un tren acababa de surgir de la oscuridad del tunel. el gusano de luces se detuvo junto a él con un agudo chirrido y se abrieron las puertas. Sin embargo, cuando Grenuille subió al vagón y comprobó que en él no había nadie, la momentanea sensación de alivio que había experimentado segundos antes se desvaneció rapidamente. Resignado, se acomodó en un asiento e intentó pensar en otra cosa. El tren arrancó acompañado por un concierto de sonidos eléctricos y mecánicos. Los ruidos de las ruedas al inscrbirse el comboy en las curvas en lar curvas le daban dentera y hacían que sucesivos escalofrios le surcaran el cuerpo de pies a cabeza. Las luces del techo parpadeaban al ritmo del traqueteo. Fuera, solo oscuridad, la negrura del subterraneo.
   De repente, las luces se apagaron  y el tren empezó a perder velocidad hasta detenerse. Grenuille se levantó horrorizaado. Solo es una avería, se dijo a si mismo intentando serenarse. El silencio era ahora mortal, de ultratumba. Lo único que percibía era su agitada respiración. No podía ni siquiera verse a si mismo, pues la oscuridad era absoluta, pero notó como las manos le tamblaban involuntariamente. Por todo su cuerpo empezaron a resbalar gotas de un sudor tan frio como el hielo. Se acurrucó en su asiento y abrazó su maletín con fuerza. 
   Entonces advirtió otra respiración a parte de la suya, mucho más ronca y sonora. No parecía la de una persona. Era como si respirase el mismo diablo. Grenuille, con el rostro surcado por lágrimas de desesperación, agudizó el oido e intentó averiguar de donde procedía. Llegaba algo lejano, asi que quizás , fuese lo que fuese estaba fuera, sumergido en el oscuro silencio del túnel. Se preguntó si de verdad estaba oyendo aquella o era un producto de su imaginación ¿se estaría volviendo loco? Y en aquel momento, como si lo que había fuera le hubiera leido la mente, un fuerte golpe en el costado del vagón lo sacudió con fuerza.. Él dio un brinco y creyó que el corazón se le salía por del pecho. Aquello no podría estar ocurriéndole. Solo podía ser una pesadilla. El golpe se repitio de nuevo, varias veces, cada vez más fuerte. La puerta corredera cedió docilmente y se abrió. Grenuille, que se había encogido al fondo del vagón lloraba a lágrima viva. Intentó gritar, pero su voz se ahogó. Los temblores y el miedo no le dejaban pensar. Solo quería salir de allí. Ya no solo oía aquella respiración cada vez más cercana, sino que ahora también iba acompañada de unos fuertes pasos que parecían estar destrozando el piso del vagón y de los gruñidos propios de una bestia. Se estaba acercando lentamente hacia él. Louis Grenuille entreabrió los ojos y vio como justo en frente de su cara tenía dos esferas amarilllentas que parecían tener luz propia y vida.

                                                                                II

   En la mañana del nueve de octubre de 1925, el tren expreso procedente de Burdeos penetraba en la playa de vías de la Gare d´Austerlitz, en aquel entonces conocida aun como Gare de Orleans. Era una típica mañana de otoño...

Y hasta aquí puedo poner de momento ;)

5 comentarios:

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  2. Tremendo fragmento, estaría interesante saber como se desenvuelve la trama más adelante.
    Puedo decir que hasta me produjo escalofríos, sensación que me acompaña cuando leo a alguno de mis favoritos como H.P Lovecraft y E.A Poe

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  3. Pues lo que me queda todavía para acabarla... Tres años me han dado para poco más de 210 páginas xD Pero bueno, avanza lentamente. Por cierto, hace poco lei por primera vez el cuervo, que confieso no lo había leido nunca... Y a Lovecraft aun lo tengo pendiente.

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  4. ¿Y qué te ha parecido El Cuervo? ¿te ha gustado?
    Si estás interesado en conocerlos más, aqui te dejo unas página muy buenas donde encontrarás sus cuentos:
    http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/poe/eap.htm

    http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/lovecraf/hpl.htm

    http://www.acanomas.com/Libros-Clasicos/47315/El-horror-oculto-%28Howard-Phillips-Lovecraft%29.htm El cuento que encontrarás aqui vino a mi mente cuanto leí tu texto, no son parecidos pero la sensación que me causaron ambos sí.

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  5. Pues el cuervo me pareció apoteósico. No se, esa sensación de pérdida del narrador... Es estremecedor. Sobre todo el final:

    "Y mi alma, de la sombra que yace flotando en el suelo
    no se levantará... ¡Nunca más!"

    Por cierto, muchas gracias por los enlaces... En cuanto tenga algo de tiempo me leo los cuentos. La verdad es que es una suerte tenerlos ahí recopilados, porque luego hay ediciones por ahí que cuestan lo que cuestan... A ver si con el tiempo me hago con algun libro de Lovecraft de segunda mano en alguna librería de las que suelo frecuentar.

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