miércoles, 5 de diciembre de 2012

cabinas morosas

Este es mi particular "homenaje" a todas las cabinas que se llevaron tantos centimos de mi bolsillo. Y es que como sufrido usuario que soy de estos teléfonos públicos, he de decir que los señores de la telefónica no han estado muy acertados es programarlas para que devuelvan el cambio. En efecto, esos días de frio en los que por no tener saldo en el teléfono móvil, me veo en la necesidad de quitarme los guantes y descolgar el muchas veces pegajoso auricular. Entre temblores y vaho, abro la cartera e introduzco una moneda de un euro, porque cuando vas a usar la cabina, solo tienes una moneda de un euro. Siempre. Luego saco el móvil, busco el número y lo marco en el teléfono de la cabina. La llamada, generalmente, es frustrada o frustrante; y cuando cuelgo aún sobran 30, 40 o 50 céntimos. Espero a ver si alguno de los misteriosos mecanismos del interior del aparato hace un amago de devolverme un puñado de monedas. Espero en vano. Momentos después le doy sendos porrazos al teléfono esperando inutilmente. Finalmente, me marcho resignado con las manos doloridas y profiriendo palabras malsonantes por lo bajo. Siempre me voy preguntando por qué no devuelve el cambio. Y siempre me juro que la próxima vez llevaré céntimos en la cartera. Da igual, acabo con monedas de un euro para la próxima. Podría ser peor, podría tener monedas de dos... Se que sufris mucho en la calle, cabinas. Se que sois victimas de actos vandálicos, de anuncios de alquileres de pisos, de meadas de perro; pero... ¿qué os he hecho yo?

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