viernes, 2 de noviembre de 2012

Crónica de un extraño viaje

Han sido unos días extraños. Volver a recorrer otra vez las calles de Segovia, impregnadas del paso de los siglos ha sido maravilloso.Momentos y experiencias que han sido... curiosas por lo menos. Como recorrer uno de los pasillos de la academia de artillería algo contento por el vino mientras que los ojos de bigotudos y decimonónicos militares me observaban desde sus retratros en las paredes. Mientras  yo procuraba marcar el paso, solemne. Ha sido un viaje en el tiempo, además por dormir en los dormitorios de la academia al más puro estilo años 60. En mi vida había dormido con tanto frio, y eso a pesar de las viejas pero gruesas mantas con el escudo de la academia bordado en hilo de tradición. Por la mañana, después de no haber pegado ojo, y con una temperatura que debía de estar próxima a los 0 grados, en un acto de patriotismo chabacano, suena la corneta mientras dos cadetes izan la bandera de España. Son las ocho en punto de la mañana, y yo me pregunto por qué demonios necesitan formar filas hasta para entrar al comedor con el frio que hace y por qué este país necesita 250 artilleros al año (Que son los que salen anualmente de la academía) Cosas de este país...  Por suerte también tuve tiempo de perderme yo solo por las calles de la ciudad, de caminar por la plaza del ayuntamiento mientras las agujas de la catedral acuchillaban la niebla, de perderme por callejones...

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